Del pensamiento
a la acción
La palabra observatorio proviene del latín y significa “el lugar desde donde mirar. Nos encanta esa definición, porque somos personas curiosas por naturaleza. Queremos ver qué sucede en el mundo, identificar tendencias y nuevos retos globales y compartirlos contigo. Pero lo que de verdad nos motiva es convertir esos hallazgos en palancas de cambio, para pasar del descubrimiento a la reflexión, del pensamiento a la acción.
Los seres humanos, desde que habitamos la Tierra, hemos mirado hacia el cielo. El primer observatorio del que tenemos constancia fue el de Alexandría, datado en el año 300 a.C., aunque existen monumentos por todo el globo muy anteriores y fuertemente vinculados con la observación de los astros. Entre ellos, están el complejo Nabta Playa de Egipto (6000 a.C.), el monumento megalítico de Stonehenge en Reino Unido (3000-2000 a.C.) o el observatorio chino de Dengfeng correspondiente a la dinastía Zhou (1046-256 a.C.). La antigua Grecia, los mayas o la cultura babilónica también fueron pioneros en la creación de observatorios.
Hoy en día, los observatorios no miran únicamente hacia el cosmos. Analizan el comportamiento humano, la tecnología, la economía, el cambio climático o la geo-politica. Aportan conocimiento y datos de absolutamente todo. Y el Observatorio Sapiens tiene algo que lo hace único: servirá también para conectar sus hallazgos con la educación, a través de nuestros programas Leader Sapiens. Es lo que llamamos Real Time Learning y nuestra forma de contribuir a mejorar la relación de las empresas con el mundo, a través del aprendizaje y de nuestros cursos.
Necesitamos reformular las preguntas y las respuestas sobre qué significa bienestar, humanidad, estilo de vida. Nos debemos un cambio de paradigma hacia una economía del impacto, que priorice la re-conexión con nosotros, con el entorno y con el mundo.